lunes, 28 de abril de 2014

Francisco: Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia



Publicamos a continuación la homilía del Santo Padre en la eucaristía de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

En el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.
Él ya las enseñó la primera vez que se apareció a los apóstoles la misma tarde del primer día de la semana, el día de la resurrección. Pero Tomás aquella tarde, lo hemos escuchado, no estaba; y, cuando los demás le dijeron que habían visto al Señor, respondió que, mientras no viera y tocara aquellas llagas, no lo creería. Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos, y Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: «Señor mío y Dios mío».
Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: «Sus heridas nos han curado».
Juan XXIII y Juan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano, porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.
Fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte la cercanía materna de María.
En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había «una esperanza viva», junto a un «gozo inefable y radiante». La esperanza y el gozo que Cristo resucitado da a sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. La esperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la cercanía a los pecadores hasta el extremo, hasta la náusea a causa de la amargura de aquel cáliz. Ésta es la esperanza y el gozo que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno.
Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, en Jerusalén, como se nos narra en los Hechos de los Apóstoles, que hemos escuchado en la segunda lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fraternidad.
Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, san Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado, guiada por el Espíritu Santo. Éste fue su gran servicio a la Iglesia y por eso me gusta pensar en él como el Papa de la docilidad al Espíritu.
En este servicio al Pueblo de Dios, Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene.
Que estos dos nuevos santos pastores del Pueblo de Dios intercedan por la Iglesia, para que, durante estos dos años de camino sinodal, sea dócil al Espíritu Santo en el servicio pastoral a la familia. Que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama.
Ciudad del Vaticano, 27 de abril de 2014 (Zenit.org) Redacción | 1573 hits
 

VIVIFICADOS POR LA PALABRA”, CÁTEDRA FRANCISCO PALAU



La cátedra de Francisco Palau con el lema de este año: “Vivificados por la Palabra”, desarrollada en el CITES (Centro Internacional Teresiano Sanjuanista”) en Ávila, ha sido para mí una experiencia enriquecedora, llena de contenidos, algunos nuevos y otros para reforzar.
Se nos ha propuesto releer la Biblia de un modo diferente, teniendo en cuenta que somos unos privilegiados al ser orientados por unas personas “maestras” que nos han guiado y nos siguen acompañando como Santa Teresa, Juan de la Cruz, Edith Stein, y sobre todo por el Beato Francisco Palau.
Nos han hecho caer en la cuenta de que la lectura ha de ser mucho más meditativa antes de querer interpretarla, tanto en los escritos del P. Palau como en la Biblia, sobre todo en ella.
El Congreso estuvo muy bien organizado y estructurado ya que los ponentes eran correlativos y al alcance de ser entendidos por todos/as las personas que asistíamos a él.
La Universidad de la Mística es un lugar apropiado para la meditación-contemplación y salir de allí con deseos de seguir profundizando en el conocimiento de la PALABRA para llevarla a la vida.
Espero que si otro año no puedo asistir poder participar en ella por los medios “online”.
Mª Magdalena Gelabert.
CMS Menorca

lunes, 21 de abril de 2014

Feliz Pascua

Mirando al Resucitado de nuestra parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, os decimos:
Verdaderamente ha resucitado Cristo el Señor, si es así, tú y yo no nos podemos quedar encerrados en nuestras casas y comodidades, en nuestras parroquias, en nuestros grupos, ni en el Carmelo Misionero Seglar, tenemos que salir como María Magdalena, como los discípulos de Emaús, como los Apóstoles, a las periferias de nuestra sociedad a anunciar la Alegría del Evangelio sabiendo que el Señor Jesús siendo rico se hizo pobre para que toda la humanidad desde nuestra pobreza seamos ricos.
Carmelo Misionero Seglar,  Molina de Segura (Murcia)

FELIZ PASCUA







Gracias se han dadas al Padre que si nos queremos, es porque ÉL RESUCITÓ.
FELICES PASCUAS
CMS TRIGUEROS

sábado, 19 de abril de 2014

RESUCITÓ




Padre nuestro que estás en nosotros
Santificado y glorificado sea tu nombre
Venga a nosotros tu alegría y bondad
Que sepamos hacer tu voluntad con alegría y amor
El pan nuestro sea ayudar y no desfallecer nunca
Perdona nuestras faltas pequeñas y grandes como también nosotros perdonamos a los que nos rodean
No dejes que nos perdamos por unas vanidades y egoísmos
Ayúdanos a vencer al mal. Amén.

Gracias de todo corazón, que la Virgen nos enseñe y ayude con su bondad y entrega.  Su dolor y su servicio sea espejo para nosotros. Como madre que acoja y ruegue por todas nuestras familias.  Amén.
                                                                                                                                                                                                                                                                         


 Mª Magdalena Gelabert                Miembro del Carmelo Misionero Seglar Es Castell