El Carmelo está de moda. En los últimos años se han sucedido las celebraciones carmelitanas, acompañadas por numerosas publicaciones, conferencias, programas de radio y televisión, exposiciones, etc. El cuarto centenario de la muerte de santa Teresa de Jesús (1982), el cuarto centenario de la muerte de san Juan de la Cruz (1991), el primer centenario de la muerte de santa Teresita del Niño Jesús y su declaración como Doctora de la Iglesia universal (1997), la declaración de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) como copatrona de Europa (2000), el 750 aniversario de la entrega del escapulario (2001). Y ahora nos estamos preparando al cuarto centenario de la beatificación de santa Teresa de Ávila (2014) y al quinto centenario de su nacimiento (2015).

El mes de julio es el mes carmelitano por excelencia, en el que se celebra la fiesta de la Virgen del Carmen (el 16), además de las de los beatos Luis y Celia, padres de santa Teresita (el 12), santa Teresa de Jesús de los Andes (el 13), las carmelitas mártires de Compiègne (el 17), el profeta Elías (el 20), las carmelitas mártires de Guadalajara (el 24) y el Beato Tito Brandsma (el 27). La novena en honor de la Virgen del Carmen es una buena ocasión para reflexionar brevemente sobre la historia y espiritualidad del Carmelo.

El libro del Apocalipsis habla de «una muchedumbre inmensa, que nadie puede contar, de toda raza, lengua, pueblo y nación, que se encuentra ante el trono de Dios» (Ap 7,9ss). Los Carmelitas Descalzos somos una pequeña imagen de esta Iglesia del Cielo. Efectivamente, somos una Orden religiosa compuesta por hombres y mujeres de todas las razas y extendida por los cuatro continentes. La rama femenina del Carmelo Teresiano tiene unas 13.000 monjas contemplativas en 900 monasterios y están presentes en casi todos los países del mundo. La masculina cuenta con algo más de 4.000 frailes distribuidos en 500 conventos repartidos en 69 naciones. Más de 60 congregaciones religiosas de vida activa afiliadas a la Orden y unos 30.000 miembros del Carmelo Seglar, junto con otros grupos de laicos de todo el mundo se nutren en la actualidad de nuestra espiritualidad.

Nos puedes encontrar en los lugares más insospechados, como Irak, Egipto, Burkina Faso, Camerún, Japón, Australia... o a la vuelta de la esquina. Atendemos casas de oración, institutos de espiritualidad, editoriales, estaciones misioneras, damos clases, tenemos parroquias y colegios... Hay hermanos nuestros trabajando en congregaciones del Vaticano y en orfanatos de la India, en universidades europeas y en leproserías africanas. Tenemos presencias en grandes ciudades, como Dallas o París y en pequeños pueblos, como Amorebieta o Benicasim. Sin embargo, independientemente de dónde nos encontremos o qué hagamos, descubrirás en nosotros un aire de familia que nos une y caracteriza. Pero no corramos demasiado. Para comprender algo de lo que quiero contarte, tenemos que hacer un largo viaje en el tiempo.

LOS ORÍGENES: En el s. IX a.C. vivió en el Monte Carmelo Elías, el profeta de fuego. Desde el s. IV d.C. numerosos ermitaños se retiraron allí para vivir dedicados a la oración, siguiendo su ejemplo. En el s. XII se les unieron algunos caballeros europeos, para los que escribió una regla de vida el patriarca de Jerusalén. A lo largo del siglo XIII regresaron a Europa y fundaron conventos por todo el continente, extendiendo la devoción a la Virgen del Carmen.

SANTA TERESA DE JESÚS: En 1515 nació en Ávila Teresa de Cepeda y Ahumada. Mujer excepcional, inquieta y andariega, mística y escritora, que con 20 años se hizo Carmelita en el Monasterio de la Encarnación de su ciudad natal y más tarde dio origen a una nueva familia religiosa en la Iglesia: El Carmelo Teresiano. Conservó todo lo bueno que encontró en la tradición carmelitana y lo enriqueció con otros valores nuevos en su época: radical igualdad entre todas las monjas, valoración del trabajo manual como medio de subsistencia, desarrollo de una oración y espiritualidad afectivas, afirmación de las virtudes humanas y de las relaciones fraternas como cimiento de la consagración religiosa... En torno suyo se creó un movimiento de religiosas, frailes, sacerdotes y seglares, a los que ella formó en el camino de la oración y de la interioridad. Pronto, sus palomarcicos, como ella llamaba a los conventos que iba fundando, se extendieron por toda la geografía española. En 1582 falleció en Alba de Tormes.

Teresa de Jesús estuvo adornada de una simpatía natural, que la hacía enormemente atractiva. Repetía que «un Santo triste es un triste Santo» y que «tristeza y melancolía no las quiero en casa mía». Tenía, además, una extraordinaria capacidad de comunicación, lo que hizo que numerosas personas de todos los estamentos sociales buscaran su amistad: obispos y arrieros de los caminos, nobles y campesinos, teólogos y estudiantes. Ella insistía en que «cuanto más santos, han de ser más conversables».

Profundamente enamorada de Cristo, nos enseña a poner los ojos en Él, a mirarle siempre como «amigo que nunca falla, compañero de camino, valiente capitán en la batalla, siempre cercano... Si estáis tristes, miradle camino del calvario y Él, por consolar vuestras penas olvidará las suyas; si estáis contentos, miradle resucitado y veréis cómo su gloria os inunda». Insiste en que «la oración es un trato de amistad con quien sabemos que nos ama» y nos invita a vivir nuestra existencia en una continua relación amorosa con el Señor Jesús.

SAN JUAN DE LA CRUZ: Juan de Yepes nació en Fontiveros en 1542, en una familia pobre de tejedores. Su padre y un hermano murieron como consecuencia del hambre y su madre tuvo que comenzar una larga peregrinación para que no se le murieran también los dos hijos que le quedaban. Terminaron estableciéndose en Medina del Campo. Allí Juan fue admitido en un colegio para niños huérfanos, que le ofreció la oportunidad de realizar estudios elementales. Desde los 10 años entra a servir en un hospital, donde se compagina el estudio, la vida de piedad, la atención a los enfermos y las cuestaciones de limosnas para atender el centro. Además, tiene la oportunidad de estudiar humanidades con los Jesuitas, que acababan de establecerse en la ciudad. De todas estas experiencias le quedarán conocimientos de albañilería y otros oficios manuales, una sólida formación intelectual, un profundo amor hacia los enfermos y la capacidad de contentarse sólo con lo esencial, rechazando todo lo accesorio.

Con 21 años ingresó en los Carmelitas, que pronto le envían a estudiar Teología a Salamanca, donde entra en contacto con los más importantes pensadores del momento. En 1567 es ordenado sacerdote y regresa a Medina para cantar su primera Misa. Allí se encuentra con Teresa de Jesús. Desde el primer momento se sentirá cautivado por la Santa, que termina convirtiéndole en el primer fraile de la rama masculina de su Orden.

Santa Teresa escribió de él que era un «hombre celestial y divino... muy espiritual y de grandes experiencias y letras». Realizó un infatigable magisterio oral entre jóvenes Carmelitas en formación, monjas y seglares, adaptándose a las capacidades de cada uno, sabiendo ser suave y exigente al mismo tiempo. Resumía toda la vida cristiana en «actuar como actuaría Cristo si tuviera mi edad, mi condición y se encontrara en las circunstancias en las que yo me encuentro, meditando frecuentemente en su vida para poder imitarla». Falleció a los 49 años en Úbeda.

NUESTRA VOCACIÓN Y MISIÓN: Siguiendo el camino trazado por santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, numerosos hombres y mujeres hemos consagrado nuestra existencia en el Carmelo Descalzo para cultivar una íntima relación de amistad con Jesucristo, amado sobre todas las cosas. Vivimos en pequeñas comunidades orantes al servicio del Reino. Nuestra mayor riqueza es la herencia espiritual que nos legaron nuestros Santos Padres y la inmensa cantidad de Santos que han encarnado el espíritu del Carmelo Teresiano en las distintas circunstancias que les ha tocado vivir a través del tiempo.

Estos son los elementos fundamentales de nuestro carisma: Queremos vivir en obsequio de Jesucristo, revestirnos de Él, a quien pertenecemos por completo. En nuestra familia, María es la hermana mayor, compañera, madre, protectora y modelo de consagración. Como el profeta Elías, buscamos momentos de soledad para tener una fuerte experiencia de la cercanía del Dios vivo. La pasión por la Iglesia nos lleva a asumir los trabajos pastorales y misioneros en beneficio de los hermanos. Cultivamos la formación intelectual y las virtudes humanas y sociales como base de la vida fraterna en comunidad. Nos esforzamos por vivir en «esencialidad» de vida, no permitiendo que lo accesorio ocupe puestos importantes en los corazones. ¿A que es un proyecto interesante? No siempre lo conseguimos, pero queremos seguir intentándolo. Pide al Señor para que nos ayude a ponerlo en práctica.

Para profundizar en el significado bíblico y espiritual del Monte Carmelo y en la historia del escapulario, podéis leer lo que os mandé el año pasado en

http://www.caminando-con-jesus.org/CARMELITA/ESDM/MESCARMEN.htm

Podéis escuchar el himno Rosa Carmeli en

http://www.youtube.com/watch?v=6ikVRpJLoXg&NR=1


P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.