martes, 17 de mayo de 2011

Mes de "las flores", mes de María

Todo el calendario y sus diferentes tiempos litúrgicos, contiene abundantes pinceladas marianas que lo realzan. Aunque el tiempo mariano por excelencia sea el Adviento, la devoción popular ha convertido a mayo en "el mes de María". No parece oportuno despreciar las posibilidades que nos brinda esta devoción popular, simplemente porque no cuadre del todo en nuestros esquemas litúrgicos racionales, aunque debamos, en el tiempo litúrgico real —EL ADVIENTO— subrayar su carácter mariano.

Desde que era pequeña en el colegio, el mes de Mayo tiene un recuerdo en mí como "el mes de María", "el mes de las flores"...

"Con flores a María, con flores a porfía... que madre nuestra es". Hoy nos recreamos en el Ave María y, desde ahí, escribamos algo con la idea de que sirva para animar el famoso "mes de Mayo". Y que apostillemos la reflexión con una frase que sirva de "lema", como recuerdo durante la semana.

Sorprendentemente nos ha resultado fácil recordar antiguos rezos y canciones, y sentimos que nos llenan de una tierna nostalgia. Hay que reconocer que era una curiosa manera de orar. Repetíamos palabras que no entendíamos muy bien: ni las palabras ni su significado. Pero, eso sí, entendíamos que en el mes de Mayo había que rezar a la Virgen María que era "la mamá del Niño Jesús". Eran rezos que repetíamos con palabras que decían cosas" que no sabíamos muy bien de que iban: "letanía", "porfía", "pensil"... Tampoco entendíamos muy bien aquello de "el fruto de tu vientre", "ojos misericordiosos", "los desterrados hijos de Eva"... Y ¿qué nos dicen del incesante "ora pro nobis", "ora pro nobis", "ora pro nobis"... Creo que el problema era el lenguaje, que ya entonces estaba trasnochado. Y, si ya entonces no nos llegaba a nosotros,. poco o más bien nada les dirá a nuestras gentes, a los niños y niñas de hoy, a estos chicos y chicas que son los hombres y mujeres del siglo XXI.

Hagamos una reflexión sobre el Ave María y la apoyemos en diferentes mujeres ejemplares, históricas, venerables y santas, canonizadas o no. Pensamos que la idea es buena, pero existe un matiz. que se nos resiste pues no le vemos viabilidad: es el tiempo del verbo. En lugar deque sean mujeres ejemplares, reconocidas, que "hicieron" la historia, mejor que sean mujeres ejemplares, reconocidas que "hacen" la historia, como historia harán en cuanto amanezca, mañana, todos estos niños y niñas, chicos y chicas que, viviendo, transmitirán la esencia de muestra tradición, la Buena Noticia, a las generaciones venideras, ya en el Tercer Milenio. Que sean, pues, mujeres que viven hoy aquí, en nuestro planeta, en nuestro tiempo. Mujeres que asumen el papel que les ha tocado vivir diciendo "¡Sí!" a la Vida, diciendo "¡SÍ!" al Amor, diciendo "¡Sí!" a su Dios, como María en su tiempo. Recuperemos la grandeza de lo pequeño, de lo cotidiano, del día a día, en definitiva, del momento que nos ha tocado vivir, como María.

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